domingo, 11 de julio de 2010

La Vida de Un Verso.

Erase una vez un verso que nació de mano y tinta. Era azul y de ojos brillantes. Creció bajo la tutela del Romanticismo. Cuando era joven, sus músculos en desarrollo se alborotaban bajo la furia de la pasión. Adquirió la tan ansiada madurez y fue regalo a una niña de ojos verdes y sonrisa rosada.

Escrito con reluciente tinta negra, en un papel nuevo, se entregó con una sonrisa fiel a su nueva dueña. Días después fue relegado al cruel olvido, entre montañas de papeles viejos, rotos, y polvorientos: Su dueña era una Mini-Madonna: Toda una material girl...

1 comentario:

Adriana N dijo...

Y así es, las letras más bonitas hechas con el corazón terminan impactándose en los ojos equivocados...pero su final no es tan trágico si nos percatamos del propósito con el que fue hecho,transmitir amor

Muy lindo querido Shoko!