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martes, 22 de junio de 2010

El Salvador y La Seguridad

No me gusta pronunciarme contra las problemáticas nacionales porque la sangre me hierve de indignación, además, no soy bueno dando discursos. Pero como salvadoreño me siento responsable de poner atención, mucha atención a este asunto. Ahora el tema que ha explotado como olla de presión, ha sido la inseguridad nacional.
Desde tiempos inmemorables se ha acarreado en los hombros esta horrible carga, desde que yo empecé a movilizarme con esta vida en las tierras cuscatlecas, hace 24 años, siempre he sabido de los problemas que han existido. Pero ahora que gozo (lamentablemente) de una conciencia más abierta y analítica, me he visto en la terrible situación de ver la decadencia de mi país y tragarme esa triste realidad sin nada que poder hacer al respecto.

La noticia del domingo 20, seré sincero, no me impactó en gran manera: Siento que estoy acostumbrado a las horribles fatalidades que nos rodean día con día. Sin embargo, no dejó de erizarse mi piel al imaginar la escena y el angustioso sufrimiento de estos salvadoreños, que como el resto de nosotros, llevaban una vida normal. No deja de conmocionar el reconocer que, amargamente, existen personas con un corazón más negro que la noche y más frío que el hielo. Y nos preguntamos: "¿Qué hará el gobierno ahora? Estamos hartos de salir a la calle con profundo temor. Estamos hartos de esta situación que no nos permite dormir tranquilamente en las noches. Señor Funes, ¿Qué hará ahora?"

Entonces salen las observaciones equivocadas: "Esto es lo que nos dejó el gobierno anterior", "Es que el actual gobierno está compuesto por una bola de incapaces", y pasamos la culpa de unas manos a otras. Entre las soluciones que quieren implementarse, no me sorprende que se hable sobre la pena de muerte. Un poco más sorpresivo me es escuchar que unos mencionan en voz baja el regreso de la Sombra Negra. Algunos por otro lado, no se van a los extremos y piden que se implementen medidas rigurosas. Ante toda esta situación que veo, escucho y leo desde el día domingo, me he preguntado "¿Y cómo es que hemos llegado a esto?"

Bajo mi óptica anarquista, con la sinceridad en mis dedos y sin defender a esta bola de ladrones que nos han regido y que nos rigen, digo: "La culpa no es herencia del gobierno anterior, la culpa de no es del gobierno actual. La culpa es nuestra: de nosotros los maestros, que damos las clases sin poner el corazón en ellas y sin interesarnos por el aprendizaje integral del alumno; la culpa es del empleado publico, que no tolera su trabajo y lo maldice; la culpa es del padre y la madre que no buscan satisfacer las necesidades espirituales y morales de sus hijos y que piensan que con tenerlos con televisión por cable, videojuegos y tonterías de ese tipo, los mantendrán con sus necesidades saciadas; la culpa es del pastor religioso que sólo se preocupa por las arcas de las ofrendas, la culpa es de la juventud que busca llenarse los bolsillos de materialismo sin indagar en los placeres de la cultura, la educación y de la vida sana."

Todos llevamos un grano de culpa en esta situación tan agobiante por no estabilizarnos en una roca: la salud moral y espiritual. Y debemos tomar el trago amargo que nos toca a cada uno.

No necesitamos la pena de muerte, necesitamos educación y responsabilidad social para alcanzar una sociedad que brille en los albores de una vida tranquila. Necesitamos un poco de tiempo para hacer conciencia en notar nuestras fallas y arreglarlas. Necesitamos un poco de tiempo para ayudar al familiar y al vecino a que también compongan sus errores. Desde ese punto estaremos empezando a tener una leve mejoría que llegará con sus poderosos tentáculos hasta los bases negras de la sociedad y las limpiará con el fuego de la responsabilidad, ese fuego que lame la piel, los huesos y la conciencia. Desde allí el rumbo empezará a ser más claro y estable.

El Salvador no necesita derramar la sangre de los criminales para elevarse sutilmente entre los aires de la paz. Necesita un corazón limpio.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Primera Escena: ¿Huyendo del pasado o creando una nueva historia?



¿Debo empezar con un saludo? ¿Simplemente me voy al grano?

Tal vez lo mejor sea hacer un breve discurso de un párrafo, encabezado por ideas no ordenadas para evitar la introducción y eludir con artificios de pícaro un saludo formal...

¡Oh! Veo que ya evité la parte de la introducción, puedo pasar, sin remordimiento alguno, al tema y desarrollarlo en brillantes fragmentos de notoria locura:

¿Estoy huyendo del pasado o creando una nueva historia?
Esa pregunta la hago porque, ahora, como algunos verán, inicié un nuevo proyecto, es decir este nuevo blog. Dejé el proyecto de miblogarte (mi primer blog), porque creí que era feo una nueva entrada, después de casi 9 meses de inactividad.

Pero la pregunta es:
¿Estoy huyendo del pasado o creando una nueva historia?

No estoy huyendo, creo una nueva historia con las mismas letras.

Pero... Por otro lado, ¿Qué pasa cuando escapamos y no queremos levantar una nueva historia? ¿Es que acaso la fragilidad humana radica en ignorar las consecuencias de los actos? O... ¿Simplemente hemos nacido cobardes y nos ocultamos detrás de largos telones oscuros, para evitar lo más posible a los monstruos que nos persiguen y hostigan?

Las preguntas quedan hechas para nosotros, las respuestas, o andan de paseo, o sencillamente no existen. Y la duda nos carcomerá el alma y diremos: ¿Por qué soy tan humano? Y esta pregunta traerá una conclusión: La Humanidad no recibe respuestas a sus preguntas. Estamos destinados a descubrirlas…

La Zorra, no pudo tomar las ricas uvas, estaban fuera de su alcance. Dijo no quererlas porque estaban verdes. Se fue, seguramente luego comió algo. ¿Pensó en las uvas? ¿Era tormentoso haber cedido por unas uvas inaccesibles? ¿Huyó de su pasado la zorra o forjó una nueva historia de uvas asequibles?

Y vos, ¿Huís de tu pasado o creás una nueva historia?


¿Crear una nueva historia acaso no es, después de todo, huir del pasado…?