martes, 10 de noviembre de 2009

EL CANTO DE LOS CRONOPIOS

Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.

Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del coro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.

Julio Cortazar.

3 comentarios:

S0y la Que No Buscas dijo...

Que buen post, me encanta Cortázar!!

hace algunos meses publiqué El Canto de los Cronopios!!!
asi que por lo visto compartimos ese gusto!!! :-)

Buen día..

dulce dijo...

Ah.... todos nos hemos sentido cronopios alguna vez... o lo somos?

Besos cronopiales y chocolatosos!

Anónimo dijo...

Debo decir que los cronopios son... eso, cronopios. No somos cronopios, no lo hemos sido, y no lo seremos, porque? Tu sabes porque...